Faraján en Serranía de Ronda

Historia y situación de Faraján


Pueblo perteneciente a la comarca de Ronda, a la parte del Alto Genal entre los cerros de los Hoyones y de la Rosa y los altos del Jardón (1.156 m.) y del Romeral por el que

trascurre el río Genal  entre barrancos poblados de alcornoques, encinas, pinos y castaños.

El núcleo urbano se ubica en la colina de Don Fabrique a unos 640 metros de altitud.

El origen del pueblo se remonta a la época de la dominación árabe. Hasta aquí llegaron

diversas tribus magrebíes como los Magilas, Gumaras y Bahiríes, Habibies y Hawaras. Que el transcurso del tiempo convivieron con comunidades cristianas, agrupándose en las famosas alquerías como fueron las de Albalaxtear, Balastar, Chúcar, Cenajen y Castillejo. Con la reconquista cristiana estas alquerías quedan despobladas y las familias se concentran en un nuevo núcleo, lo que actualmente es Faraján. De esta época procede también su nombre que significa "lugar ameno", y la fisonomía del pueblo de casas bajas y blancas dispuestas en calles que van a desembocar a la Plaza de La Constitución, centro de los edificios importantes como el ayuntamiento y la iglesia y de las actividades más relevantes.

Faraján se convirtió en una de las tierras de Realengo pertenecientes a Ronda.

Tras la expulsión de los moriscos en todo el territorio durante el siglo XV, Faraján vuelve a quedar casi vacío, lo que dio lugar al asentamiento de familias procedentes de otras zonas. Faraján le plantó valentía a las tropas napoleónicas por lo que Fernando VII le otorgó en 1814 el privilegio de Villa por su constancia, lealtad y sacrificio en la guerra de la Independencia concediéndole al mismo tiempo el escudo de armas.
Faraján en Serranía de Ronda


Información de Interés de Faraján
Situación geográfica: a 25 kilómetros de Ronda y 144 de Málaga. Con una altitud de 641 metros sobre el nivel del mar.
Superficie: 20,40 Km²
Número de habitantes: 319
Gentilicio: Farajeños o Celestones
Monumentos: Iglesia Nuestra Señora del Rosario, Cueva de Los Almendaraches y Real Fábrica del Molino. 
Información turística: Ayuntamiento, Tlf: 952 180 506

Qué ver en Faraján


Faraján concentra su atractivo sobre todo por el bello entorno natural en el que se ubica.

Dentro del núcleo urbano destacar el edificio de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario que data del año 1505 aunque se le han efectuado dos reformas importantes, una en el s. XVII y otra hace unos cuarenta años. Está formada por una sola nave y uno de los laterales de la Epístola tiene bóveda de arista con decoración en yeserías.

El entorno de Faraján atrae por sus arboledas de encinas, alcornoques, castaños, pinos, que invitan a recorrer sus parajes a pie o en coche. Para ello se han creado varias rutas y así llegar a sitios escondidos y espectaculares.

Una de esas rutas es la que nos lleva hasta la cima del Romeral. Desde allí podemos contemplar los restos de obras celtas y de una antigua muralla romana, además si ponemos atención podemos ver la Cueva de los Almendaraches, y  tomando la bajada que se asoma llegaremos a Las Chorreras donde nos sorprenderos con los saltos de agua de más de 50 metros, los restos de un antiguo molino árabe como las conducciones de agua en las rocas. 

Gastronomía de Faraján


Las recetas tradicionales de la cocina de Faraján son muy similares al resto de municipios de la Serranía de Ronda. Entre ellas destacar el conejo al ajillo, las migas, la sopa de alcachofas o el gazpacho. También son de importancia los embutidos caseros de carne de cerdo.

Fiestas en Faraján


Las fiestas patronales de Faraján se celebran los días 4, 5 y 6 de agosto en honor a su

patrón San Sebastián y en diciembre celebran la festividad de su patrona la Inmaculada

Concepción que data de 1814.

Pero una de las fiestas más interesantes que ofrece Faraján es la celebrada el Viernes

Santo en donde sale en procesión por las calles del pueblo el Cristo de Medinaceli,

acompañado por todos los vecinos que le rezan y le van cantando saetas. El momento más emotivo da lugar cuando comienza la representación en la que una mujer limpia el rostro del Cristo y le recita un poema de 25 versos, esta tradición cuenta ya con cincuenta años de historia.



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